En estos días estamos escuchando mucho la palabra democracia, una
palabra cargada de intenciones utilizada como escudo arrojadizo tanto
por unos como por otros. Jamás la palabra democracia había sido tan
vilmente prostituída.

   
Si nos vamos a su etimología, vemos que proviene del griego demos (pueblo) y kratos (poder), poder del pueblo.
   
Así pues, la democracia pertenece al pueblo, y no a los políticos
corruptos, chorizos, mentirosos compulsuvos y vendepatrias que no
representan al pueblo, que solo se representan a ellos y a sus intereses
(a sus bolsillos y cuentas en Suiza, Panamá o Bahamas).

   Unos burgueses catalanistas peleandose con otros españolistas (nacionalistas ambos al fin y al cabo) por más cuota de poder, para ver quien explota mejor al pueblo, el mismo que se ha creído el circo montado, en el que los que devoran están en los palcos… y las clases populares, en la arena.

  No voy a meterme en el jardín de si hay que votar o no, de si hay que
conseguir la independencia o no. Solo digo que dejen ya de tergiversar a
su interés una palabra tan seria como es la democracia y que significa
mucho más que votar cada 4 años.