Hoy ha sido aprobada la Ley de Seguridad Ciudadana, conocida como Ley Mordaza, que retrasa el reloj de la democracia a la legislación franquista y dan una patada en la boca al pueblo al consagrar que cualquier persona que disienta de sus leyes es su enemiga.

Se perfila como el instrumento ideal para que los corruptos de turno sigan violando nuestros derechos y vapuleandonuestras libertades sin tener remordimientos (si es que los han tenido alguna vez).
Esta ley hecha a medida y originada por la creciente movilización ciudadana es la única manera de conseguir que sus ojos no vean lo que sus corazones no sienten.

Así pues acaban de ser legitimado los deshaucios por la fuerza bruta, maltratos y montajes policiales, devoluciones en caliente de inmigrantes, disolución bárbara de manifestaciones que no les gusten o amenazas al que dude de la labor del desGobierno con crujirles a multas.

Una vez más, en vez de preocuparse por el origen de los problemas, de la corrupción, de la ruptura social, de los abismos que separan las clases, de los abusos de las autoridades (policiales como bancarias) han encontrado una argucia para poder dormir por las noches y de paso criminalizar a los movimientos sociales.

Ya sabemos que para los lumbreras del PP, muerto el perro se acabó el ébola.